DE LO INDIVIDUAL Y LO COLECTIVO
Parece curioso que desde mi individualidad vaya a defender lo colectivo, pero solo lo parece. Pensemos, aunque no esté de moda.
Que nuestra formación humana va ligada al colectivo social que nos rodea es una verdad difícil de negar, incluso para los más extremos tertulianos de la COPE, a los que Dios tenga confundidos muchos años. Por ese motivo somos el producto de lo que nos envuelve y, generalmente, actuamos en consonancia a lo que se espera de nosotros. He dicho generalmente por que a veces, y como un Obama cualquiera, nos decimos “sí, se puede” y entonces saltamos la valla como si voláramos y descubrimos que, aunque todo tiene su precio, poder, lo que se dice poder, se puede.
En cualquier caso, esa sería una decisión individual que descolocaría de mala manera al colectivo, fundamentalmente por que son decisiones que atacan su manera de ver las cosas e incluso, si largo me lo fiáis, su propia idiosincrasia o mejor dicho, la idiosincrasia del sector dominante de turno.
Pero a lo que íbamos, que no es otra cosa que la idea de que el colectivo social marca nuestras formas de actuar. Pero no desesperemos, eso no es negativo de por sí, como tanto nos insisten los falsos progresistas y alternativos del mal vivir, que en esto se alinean con los neo liberales y ejecutivos agresivos. Lo colectivo tiene, simplificándolo, muchas ventajas ya que es difícil la convivencia de tantos millones de criaturas sin unas normas de respeto hacia el prójimo o prójima y el avance del bienestar sería infinitamente más lento.
Aclarado este punto si que podemos hablar de cómo se organizan los colectivos. Algunas veces, las menos, de forma democrática y en otras ocasiones te organizan a la fuerza, véase dictaduras varias y FMI . Vamos a entrar en la primera ya que en la segunda opción solo queda una salida, el enfrentamiento y éste sería otro debate. En la organización democrática de las sociedades las personas, agrupadas por sus intereses, eligen a miembros y miembras para que defiendan sus posturas hacia el exterior y para que organicen el propio colectivo de forma que se rentabilice el esfuerzo de todos/as en la unión por conseguir unos objetivos.
Un ejemplo en nombre propio: dentro del mundo en que vivo, tengo la inmensa fortuna de pertenecer a un colectivo de hombres y mujeres que luchan por cambiar el sistema, gente a la que ya les parece bien lo colectivo pero con un reparto, en todos los ámbitos más equitativo, más justo. Personas que creen que juntos, se avanza más y más rápido y que ese avance no se traduce en más posesiones, más trabajo y más angustia, si no en más reparto, más ocio y más felicidad.
Ésta es mi gente. Bueno, pues este colectivo ha ido, también, forjando mi personalidad y la personalidad de quienes lo forman hace tiempo y nos ha enseñado el valor y alcance de la unidad en el trabajo. Soy, por que pertenezco a él, optimista y persistente. Me gusta y estoy en él por que las decisiones son colectivas y no individuales, por que nos organizamos y elegimos a nuestros representantes para que defiendan las ideas de la mayoría y nunca al revés y por que, cuando la tentación individualista se materializa en nuestro seno - lo cual siempre es posible -, no deja de ser una deformación transitoria, una anomalía a subsanar y nunca un ejemplo a seguir.
Creer en lo colectivo entonces significa tener derecho a elegir y reclamar que las decisiones sean colectivas, lo más horizontales y lo más contrastadas posible de tal manera que no se conviertan en el capricho o deseo de uno o unos pocos poseedores de la verdad.
Lo colectivo como forma de ser mejores personas individualmente. Sin tentaciones “ilustradas”, sin mesianismos, con la seguridad de que todos y todas tendremos más posibilidades. La luz no es luz si solo ilumina a una persona.
Quede claro, lo colectivo no excluye al individuo, no lo ningunea. Lo hace más fuerte.
Luchar contra la tentación totalitaria ha de ser nuestro objetivo. No aceptar, bajo ningún concepto, que aquellos a los que hemos elegido se endiosen y estén por encima de nuestros estamentos de representación y por lo tanto no dirijan colectivamente a quienes representan. En la historia tenemos demasiados ejemplos.
Ser individuos libres en lo colectivo. No es una contradicción, es una meta.