Difícil es contener la lengua cuando se van cumpliendo las peores previsiones. Pinto canas ya hace años y me cuesta jugar al erótico entretenimiento de la sumisión y la disciplina.
Cierto que nunca me ha gustado el cuero o el látigo, nada por tanto de sádico ni de masoquista, por eso la Ley de la Memoria Histórica me trae a mal traer.
La leí, la digerí y terminé asumiéndola, creo que es un punto de partida, alejado del destino, pero punto de partida al fin y al cabo. Algo con lo que empezar.
Muchas son las disposiciones que no me gustan de esa ley (mal menor donde los haya) pero hay uno que en principio me molestaba menos pero que ahora enrojece mis tiernas mejillas.
Lo diré rápido y de un tirón para que se me entienda de forma diáfana. No es nada ejemplarizante que uno se cobre lo que le deben (lo cual está bien) pero niegue (por ley) que a los otros se les pague.
Eso ha pasado ahora, y lo digo con vergüenza ajena, cuando la Ley de la Memoria no recoge la devolución de lo expoliado a quienes defendieron el gobierno legítimo de la República pero a los pocos días se aprueba una modificación a una ley del año 1998 (ley de Aznar destinada a restituir o compensar los bienes robados a los partidos políticos por el franquismo) mediante la cual se facilita a PSOE, IU-ICV, PNV, ERC y CiU la recuperación de diverso patrimonio que no había sido devuelto ante la práctica imposibilidad de demostrar su titularidad.
No me parece mal que se devuelva lo robado pero, por favor, un poco de vergüenza y honradez, de ejercicio pedagógico (y me estoy dirigiendo a los partidos de izquierda) y no neguéis los ciudadanos los derechos que vosotros gozáis.
Creo que no deberíais cobrar, por que la ausencia de estos valores indica que no sois hoy lo que fuisteis en otro tiempo y por lo tanto no os corresponde indemnización alguna.
Cierto que nunca me ha gustado el cuero o el látigo, nada por tanto de sádico ni de masoquista, por eso la Ley de la Memoria Histórica me trae a mal traer.
La leí, la digerí y terminé asumiéndola, creo que es un punto de partida, alejado del destino, pero punto de partida al fin y al cabo. Algo con lo que empezar.
Muchas son las disposiciones que no me gustan de esa ley (mal menor donde los haya) pero hay uno que en principio me molestaba menos pero que ahora enrojece mis tiernas mejillas.
Lo diré rápido y de un tirón para que se me entienda de forma diáfana. No es nada ejemplarizante que uno se cobre lo que le deben (lo cual está bien) pero niegue (por ley) que a los otros se les pague.
Eso ha pasado ahora, y lo digo con vergüenza ajena, cuando la Ley de la Memoria no recoge la devolución de lo expoliado a quienes defendieron el gobierno legítimo de la República pero a los pocos días se aprueba una modificación a una ley del año 1998 (ley de Aznar destinada a restituir o compensar los bienes robados a los partidos políticos por el franquismo) mediante la cual se facilita a PSOE, IU-ICV, PNV, ERC y CiU la recuperación de diverso patrimonio que no había sido devuelto ante la práctica imposibilidad de demostrar su titularidad.
No me parece mal que se devuelva lo robado pero, por favor, un poco de vergüenza y honradez, de ejercicio pedagógico (y me estoy dirigiendo a los partidos de izquierda) y no neguéis los ciudadanos los derechos que vosotros gozáis.
Creo que no deberíais cobrar, por que la ausencia de estos valores indica que no sois hoy lo que fuisteis en otro tiempo y por lo tanto no os corresponde indemnización alguna.
2 comentarios:
Tens tota la raó, Manolo. Ja està bé de parlar de "noves formes de fer política" i d'interrogar-se ingènuament sobre l'abstenció, quan el desvergonyiment amb aquestes qüestions sembla gaudir d'un alarmant consens entre el gremi dels apoltronats.
Totalmente de acuerdo. Ya hace tiempo que esta ley de memoria histórica es risible pero detalles como el que cuentas (y que desconocía) no hacen sino reafirmar que los demócratas no están en buenas manos a la hora de reclamar el derecho al reconocimiento.
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