martes, 5 de junio de 2007

ENCONTRÁNDONOS

















Con tu permiso, Pepe.

En esta ciudad, a veces hermosa y casi siempre monstruosa, uno se sorprende al descubrir un rostro querido cuando menos lo esperaba.

Eso ha ocurrido hoy, cuando vestido de pingüino y tras asaetear a un pobre cliente, recorría un poco entristecido el Paral.lel. Un poco más allá del “Molino” he reconocido una melena encorsetada en una cola y una espalda ancha reventando una camiseta de tirantes (eso sí, de estética moderna).
Me he quedado mirándo y al poco rato su instinto felino le ha hecho girar la cara al notarse observado. No me esperaba el abrazo loco ni esperaba la alegría ni el alborozo del encuentro.
Ha sido un premio inesperado pues juego a pocas cosas.

Sólo un café y un quinto, media hora de conversación en tropel y sé, de nuevo, que sigue ahí el amigo.

Hacerme perdonar la ausencia de noticias, decirle que no me lo tenga en cuenta y poco más.

Si señor, me ha alegrado el día.
Salud, Farruqo. Besos

No hay comentarios: